Dicen mis padres que cuando la ONCE se ofreció para enseñarme a moverme con el bastón, yo me negué.
Mis padres tenían una fábrica y yo iba muchas veces allí. Conocía a la gente que trabajaba y tenía la posibilidad de hablar con ellos, especialmente de ir a visitar a mis hermanos. Pero no podía, no tenía bastón e imagínate cuántos obstáculos debían de haber en una fábrica de muñecas: cajas, palets, mesas, más cajas… Un día, me hice con un tubo de estos que vienen con las piezas de telas grandes. Desde entonces, ya no hubo obstáculo con el que pudiera tropezar. Sinceramente, no tenía ni idea de cómo se utilizaba un bastón, o un intento de bastón en aquel caso. Tan sólo lo movía de izquierda a derecha, como había visto hacer a algunas personas. Mis padres avisaron a la profesora de la ONCE que se encarga de enseñarnos a movernos y orientarnos y unos días antes de comenzar quinto de primaria fui al CRE de Alicante. Aquel día aprendí lo básico: mover el bastón de izquierda a derecha acorde con los pasos, subir y bajar escaleras, la técnica de tres puntos… Recuerdo que también estuve en una sala donde había una especie de paredes móviles que mi profesora iba moviendo y yo debía de escuchar con atención y anunciar cuando había hueco y cuando había pared. Pero ahora tenía que ponerlo en práctica en mi pueblo. Aprendí a ir de mi casa al colegio y viceversa y el camino a la escuela de música. Tiempo después aprendí otros caminos: a mi nuevo centro de estudios, a la panadería, a casa de algunos amigos, de algunos familiares…
Sí que es cierto que alguna vez he tenido algún problema con él, como aquellas dos veces en que el bastón se rompió casi llegando a casa y tuve que ir por la calle con un bastón roto y solo siguiendo las paredes…
Ahora mi bastón me acompaña a todas partes aunque en ocasiones no lo tenga que utilizar por el hecho de que alguien se ofrezca a guiarme. Sinceramente, me sorprende que al principio no quisiera utilizarlo.
Y para que conozcas más a fondo a mi querido bastón, te invito a que leas este relato que he encontrado en la web de un compañero de la ONCE, David Ramírez, al cuál saludo desde aquí.
¿Qué opinas tú de esta preciosa historia?
Lo que no se ve
Escrito por Lara (Kai)
miércoles, 9 de julio de 2008
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1 comentario:
Se me han puesto los pelos de punta. Eso me parece a mi ser gafe, o tener un mal de ojo, nunca mejor dicho.
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