lunes, 21 de julio de 2008

MÁS ALLÁ DE LA VISTA

¿Alguna vez has caminado por casa, de noche, con la luz apagada? ¿Has probado a cortar la carne o servirte una bebida sin mirar? ¿Reconoces una voz cuando la escuchas sin necesidad de ver a la persona que habla?

Si observas, en estas acciones que te hemos cuestionado, el sentido de la vista no es necesario, puesto que todas ellas (y muchas otras) se pueden realizar sin necesidad de ver aunque para ello se necesiten ciertas técnicas. Por ejemplo, para caminar de noche por un lugar oscuro, se colocan los brazos en horizontal, a la altura de la cara y de la barriga, de forma que queden en paralelo; así, evitamos golpearnos la cara y nos protegemos el cuerpo. Para cortar la carne tan sólo tienes que tantearla con los cubiertos para obtener así una visión de la forma y como está situada e ir cortando, siempre tocando con los cubiertos, y para servirte una bebida, levantas el vaso, de modo que cuando viertas el líquido puedas saber cómo está de lleno según su peso. Y para reconocer una voz sólo tienes que fijarte algo más en ella cuando te hablan, y no fijarte tanto en su aspecto, la ropa que lleva, etc.

El tacto, el olfato, el gusto y el oído son sentidos que los demás no aprecian tanto cuando está la vista, porque ella predomina. Pero cuando falta, éstos “van ganando terreno” poco a poco.

Se suele decir que las personas invidentes tenemos los sentidos más desarrollados. Pero… ¿tú crees realmente que nosotros oímos más que tú? ¿O que le encontramos más sabor a las cosas, que tenemos más olfato, etc.? No es que desarrollemos el resto de los sentidos, sino más bien, les prestamos mucha más atención. Por eso, mientras tú ves una película y te fijas en las imágenes, el vestuario, el decorado, etc., nosotros le prestamos toda la atención a la música, a los sonidos y en especial, a las voces, hasta tal punto de que a los diez minutos (o menos) del comienzo de la película ya las podemos reconocer bien. Esta mayor atención a los cuatro sentidos restantes sucede en todas las acciones, actividades de nuestro día a día, etc. Así, en las preguntas que te planteábamos al principio, la vista no es imprescindible, si no que el tacto, el olfato y el oído son los que realmente intervienen a la hora de movernos, cortar la carne, oler el contenido de un recipiente, etc.

De este modo, los sentidos no “van ganando terreno” exactamente, sino que vamos prestándole cada vez más atención. Al oído (que se puede decir que es nuestra vista) le prestamos bastante atención, hasta el punto de ser capaces de escuchar las paredes, las columnas, etc. No es que las paredes hablen ni hagan cualquier otro sonido, lógicamente, pero ocupan y dejan espacio, y escuchando se puede advertir si hay pared, o la puerta está abierta, o si hemos pasado cerca de una columna...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto que las personas que no somos invidentes prestamos mucha más atención a las cosas dejándonos llevar por la vista, y no por otro sentido. De pequeños, los niños solemos, al leer un cuento o mirar una película, observar tan solo las imágenes, sin tener demasiado en cuenta los diálogos. Cuando ya somos un poco más mayores nos parecen tan importantes las imágenes como el sonido, sin embargo, para una persona no invidente sería muy dificil ver una película cerrando los ojos, ya que no estamos acostumbrados a ello. Yo muchas veces lo he intentado, jeje, además de tratar de comer con los ojos cerrados... Y es un desastre! A veces pincho con el tenedor la comida y no me llevo nada a la boca, poniéndome nerviosa, así que vuelvo a abrir los ojos :p. En cuanto a las películas... igual, me canso de no saber lo que pasa, sobre todo cuando solo suena música y todo es acción. Por eso creo que, si se está viendo una película con un invidente, está bien ir contándole lo que va pasando siempre que el mismo no pueda suponerlo, ya que hay escenas, como por ejemplo una pelea, en la que no podrían adivinar quien es el que lleva ventaja.