miércoles, 10 de septiembre de 2008

Una historia... que da que pensar

Y tanto que da que pensar… (o al menos a mí), y aprovecho esto para animarte a que la leas detenidamente y dejes un comentario dando tu opinión.
He decidido mostrarte este libro porque en él están perfectamente reflejadas muchas de las situaciones que venimos planteando en el blog, y otras que seguramente tú te habrás planteado muchas veces. Quiero que te fijes muy bien en la protagonista, y en cómo resuelve dichas situaciones con la mayor naturalidad del mundo (no vayas a pensar que por ser esto un libro las situaciones no son reales, muchas de ellas a mí me suceden casi a diario). También me gustaría que te fijaras en todas las personas que se cruzan en el camino de la protagonista (unas para ayudarla, otras para lo contrario), pero todas, al fin y al cabo, pueden existir en la realidad.
Lo que vengo a decirte con todo esto, es que este libro intenta reflejar la vida cotidiana de una persona ciega, y que todo lo que en él aparece es completamente real, y nos pasa a cada uno de los invidentes (aunque he de advertirte de que todos no somos tan perfectos como ella ni hacemos las cosas tan bien y a la primera como esta mujer).
Lo más importante es que disfrutes de la lectura del libro, la cual, a mi modo de ver, es bastante agradable, y que a través de estas páginas comprendas mejor el día a día de una persona invidente, que conozcas un poco más de cerca sus sentimientos…
Espero que te guste, y ya sabes, puedes dejar un comentario cuando termines de leer expresando tu opinión.

El amor es ciego


escrito por Bea

Nota: si alguien tiene dificultades con la descarga del archivo, que lo avise, e intentaré ayudarle.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí también me ha gustado mucho el libro. Aunque en más de una ocasión dan ganas de parar de leer, cerrar el word y apagar el ordenador, porque, hay algunas partes... algunos personajes... me refiero a la familia de Adam, que aunque parezca que no, sí que hay gente como ésta en la realidad... ¡También como Adam, eh!